Y ahí está él… mirándose frente al espejo, y preguntándole al reflejo, ¿por qué siempre fue un pendejo?,
¿por qué prefirió callar millones de sentimientos?, que a la larga se aglomeran y explotan en sufrimiento.
Tal vez, la historia típica: “la niña más bonita y por miedo a su gran belleza, tu autoestima se limita”
sabiendo lo inalcanzable que sería este camino, prefiere callarlo todo, y simplemente ser amigo,
la amistad creció, y el tiempo pasó a su antojo, ella brindándole soporte y él viendo con otros ojos,
tal vez, él no cree ser suficiente para ella, lo hizo decir: “te quiero amiga” y no “hoy estás tan bella”
siempre viéndola tan bobo desde aquel primer grado, y su circulo social siempre notando el agrado,
sus amigas le comentan que se nota en su mirar, ya no quiere consolar, sólo sueña con amar,
sabe que lo que tú das no se lo dará ninguno, y hasta se compró un yesquero para hacerte señales de humo
todo te dará pensar que no existe un final feliz, y que un simple adolescente nunca cuadrará un amero
Pero tu tristeza ya hasta se nota en tu trato, te pregunta “¿qué te pasa?” y te dice “te hablo al rato”
Sientes que es tan difícil explicar la situación, y prefieres callarlo todo y engañar tu corazón.
Un día tu te despiertas con ganas, te echas colonia, dices: "hoy es el día, juro que será mi novia",
sientes nervios y un jardín en tu barriga no sabes la situación ni la reacción de tu amiga. Agarras su brazo y la tomas con cariño
"hoy es el día" con el que soñabas desde niño, y con sudor entre cejas, intentas decir lo obvio,
y te dice: "hablamos más tarde, me vino a buscar mi novio". Llegas a casa con llantos y hasta un poco sorprendido después de sentir un tanto
¿por qué estás tan confundido?, decides hacer como si nada haya pasado,
sabiendo que lo pasado nunca podrá ser pisado.
Miras hacia tus cuadernos, y miras sus corazoncitos, que hasta haces en 9no grado y lloras como un carajito.
Las lágrimas no se secan, y logran mojar tu almohada, mañana es un nuevo día y a ti no te importa nada.
De repente entras a clases y saludas a tus compañeros, ella al final de la fila hablando con sus amigas,
todavía te da rencor el echo de no ser sincero, y decides hablar con ella ya que nada te intimida, le dices:
"¿qué tal amiga, qué cuentas, cómo te sientes?, tengo algo que decirte quizás se note en mi frente
que me gustas y te amo quizás desde el primer día, y nunca logré decirlo por miedo y por cobardía"
Ella lo mira lentamente y se acerca con nerviosismo, él espera una bofetada y no por simple masoquismo, él escuchó unas palabras,
y sólo sintió un gran sismo, le dijo: "tardaste mucho, yo también siento lo mismo"..."
